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DOMINGO 28º del Tiempo Ordinario Domingo 09 de octubre de 2022

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El relato comienza narrando la curación de un grupo de diez leprosos. Pero, esta vez, no se detiene el evangelista Lucas en los detalles de la curación, sino en la reacción de uno de los leprosos al verse curado. Jesús ha pedido a los leprosos que se presenten a los sacerdotes judíos para obtener la autorización que les permita integrarse en la sociedad (por su enfermedad estaban excluidos). Pero uno de ellos, de origen samaritano, al ver que está curado, en vez de ir a los sacerdotes, se vuelve para buscar a Jesús. Siente que para él comienza una vida nueva. En adelante, todo será diferente: podrá vivir de manera más digna y dichosa. Sabe a quién se lo debe. Necesita encontrarse con Jesús y darle las gracias.

Vuelve “…alabando a Dios a grandes gritos”. Sabe que la fuerza salvadora de Jesús solo puede tener su origen en Dios. Ahora siente algo nuevo por ese Padre Bueno del que tanto habla Jesús. No lo olvidará jamás. En adelante vivirá dando gracias a Dios. Lo alabará gritando con todas sus fuerzas. Todos han de saber que se siente amado por Él.

Al encontrarse con Jesús, “se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias”. Los otros nueve curados han seguido su camino para encontrarse con los sacerdotes del judaísmo, pero él sabe que Jesús es su único Salvador. Por eso está aquí junto a Él dándole gracias. En Jesús ha encontrado el mejor regalo de Dios.

Al concluir el relato, Jesús hace tres preguntas expresando su sorpresa ante lo ocurrido. “¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están?”. ¿Por qué no están allí?. ¿Por qué no sienten un agradecimiento especial hacia Jesús? ¿No lo conocen? ¿No significa nada nuevo para ellos?. “¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?”. ¿Por qué hay personas alejadas de la práctica religiosa que sienten verdadera admiración y agradecimiento hacia Jesús, mientras algunos católicos no sienten nada especial por Él?.

¡Nos hace mucha falta, muchísima falta, ser agradecidos y practicar la gratuidad!

Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios. (Lucas 17, 11-19)
Autor:
Monseñor Sergio Pulido Gutiérrez