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DOMINGO 27º del Tiempo Ordinario Domingo 02 de octubre de 2022

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Jesús les había repetido en diversas ocasiones: “¡Qué pequeña es su fe!”. Los discípulos no protestan. Saben que Jesús tiene toda la razón. Llevan un buen tiempo junto a Él. Lo ven entregado totalmente al Proyecto de Dios; solo piensa en hacer el bien; solo vive para hacer la vida de todos más digna y más humana. ¿Lo podrán seguir hasta el final?

Según Lucas, en un momento determinado, los discípulos le dicen a Jesús: “Auméntanos la fe”. Sienten que su fe es pequeña y débil. Necesitan confiar más en Dios y creer más en Jesús. No le entienden muy bien, pero no le discuten. Hacen justamente lo más importante: pedirle ayuda para que haga crecer su fe.

La crisis religiosa de nuestros días no respeta ni siquiera a los practicantes. Nosotros hablamos de creyentes y no creyentes, como si fueran dos grupos bien definidos: como si unos tienen fe, otros no. En realidad, no es así. Casi siempre, en el corazón humano, en el corazón de cada uno de nosotros, hay, a la vez, un creyente y un no creyente. Por eso, también los que nos llamamos “católicos” tenemos que preguntarnos: ¿Somos realmente creyentes? ¿Quién es Dios para nosotros? ¿Lo amamos? ¿Es él quien dirige nuestra vida?

¿Qué podemos hacer? En realidad, no se necesitan grandes cosas. Es inútil que nos hagamos propósitos extraordinarios pues seguramente no los vamos a cumplir. Lo primero es rezar, orar, como aquel desconocido que un día se acercó a Jesús y le dijo: “Creo, Señor, pero ven en ayuda de mi incredulidad”. Es bueno repetirlas con corazón sencillo. Dios nos entiende. Él, Dios Santa Trinidad, despertará nuestra fe.

No tenemos que hablar con Dios como si estuviera fuera de nosotros. Está dentro. Lo mejor es cerrar los ojos y quedarnos en silencio para sentir y acoger su Presencia, su Omnipresencia. Tampoco es necesario entretenernos en pensar en él, como si estuviera solo en nuestra cabeza. Dios está en lo íntimo de nuestro ser. Lo hemos de buscar en nuestro corazón. En nuestro sí-mismo. Pero antes de creer en Él, antes de tener fe, lo primero es amarlo. Primero, el amor. Después, la fe.

"Auméntanos la fe"
Autor:
Monseñor Sergio Pulido Gutiérrez