Sean todos bienvenidos. Hoy, 8 de diciembre, como cada año, celebramos de solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen Santa, María.
Esta fiesta surgió hacia los siglos VII – VIII. Pero fue hasta el año 1854 que el Papa Pío IX declaró dogma de fe que María, por singular privilegio, fue preservada de toda mancha de pecado ya desde el momento de su concepción.
Esta solemnidad no desentona con el Adviento que iniciamos hace 8 días. En la Madre María empieza a realizarse el misterio de la encarnación del Hijo de Dios, y por eso nos alegramos con María y la celebramos este día con esta Eucaristía....
La primera mujer, Eva, de cuyo pecado nos habla el libro del Génesis, le falló a Dios. Pero otra mujer, María, la llena de gracia, inmaculada, sin pecado, según nos narra el Evangelio, acepta gustosamente el plan de Dios para salvar a la humanidad. Por ese hijo, concebido de sus entrañas, nosotros también hemos recibido toda clase de bienes espirituales y celestiales, y el llamado a vivir en santidad.
Escuchemos la Palabra de Dios.
- Tú que en Simón Pedro fundaste a la Iglesia, haz que por mediación de María, Madre de la Iglesia, sea fortalecida en tiempos de tribulación. Oremos.
- Tú que coronaste a María como reina del Cielo, haz que los gobiernos de las naciones busquen y construyan la paz que tanto anhelamos. Oremos.
- Tú que nos diste a María por Madre, concede por su mediación salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores, y a todos, abundancia de salud y de paz. Oremos.
- Tú, verbo hecho carne en el vientre de María Santísima, haz que por su intercesión podamos hacer vida la palabra que este día hemos escuchado. Oremos.
Sergio Pulido Gutiérrez, Mons.
Canónigo de la Catedral y Párroco de San Luis Beltrán